Sagrados Titulares
Cristo de la Expiración
El Santísimo Cristo de la Expiración es una talla de estilo manierista realizada en pasta de madera. Su autor es Marcos de Cabrera el cual realizó la talla en el año 1575.
Se conoce que la hermandad concertó con dicho escultor la realización de la obra el 7 de diciembre de 1575, concertándose la entrega del crucificado para el día de Pascua de Navidad de ese mismo año.
Entre las muchas leyendas que hay sobre la hechura del crucificado, resalta aquella que dice, que aquellos hermanos que acordaron con Marcos de Cabrera la realización del cristo expirante, lo hicieron con la condición de que si la obra era del gusto de aquellos, los moldes con los que se había realizado la imagen debían de arrojarse al río Guadalquivir, para así impedir que tal magnífica obra no pudiera ser duplicada.
Se comenta que el autor pudo inspirarse en unos bocetos del gran Miguel ángel, siguiendo la línea serpentinatta. La talla rompe bruscamente con los cánones escultóricos de la época, en que predominaban los góticos. La propiedad de ese divino simulacro es mucha. Los músculos violentamente contraídos, el semblante pálido, la vista quebrada y los labios entreabiertos, todo indica el momento en que el Salvador del mundo dio el último aliento con tanta expresión y naturalidad, que no se puede observar sin estremecerse, principalmente si se mira desde alto creyendo ver un hombre espirar (Glorias Religiosas de Sevilla. José Bermejo y Carballo).
Entre las restauraciones conocidas, destacan la de 1895 de Manuel Gutiérrez Cano Reyes, que le realizó el actual sudario de telas encoladas sustituyendo así el primitivo, una pieza de lino que se le ajustaba a la cintura, además le añadió la corona de espinas. Peláez del Espino restauró en 1978 su estructura con elementos metálicos entre otros materiales. En 1991 los hermanos Cruz Solís en el Instituto de Conservación y Restauración restauraron la policromía del crucificado pues se encontraba muy ennegrecida. La cruz actual, obra de Francisco Berlanga en 1993, es arbórea aunque posiblemente en sus orígenes el crucificado la llevara plana.
Virgen de las Aguas
María Santísima de las Aguas es obra del escultor Cristóbal Ramos (1772), imagen de candelero que fue concebida para ir arrodillada delante del Cristo con las manos entrelazadas, con la posición conocida como el Stabat Mater, formando así parte del único paso que poseía la hermandad; según Bermejo y Carballo en su obra Glorias Religiosas de Sevilla, …una de las buenas de esta ciudad; ostentándose la Señora arrodillada, con las manos cruzadas sobre el pecho, y los ojos fijos en el cielo, en una actitud espresiva y devota.
El rostro de la dolorosa está realizado en terracota, es la única Virgen dolorosa sevillana de dicha materia que sale en procesión durante la Semana Santa. A lo largo de la historia, se le han realizado varias restauraciones, en 1829 se le realizó la más significativa trastocándose su posición primitiva de dolorosa arrodillada y estar erguida.
En 1880 fue restaurada por Manuel Gutiérrez Cano Reyes que retocó la imagen y la sometió a una limpieza en la policromía. En el año 1922 el escultor Infantes Reina talló en madera el actual juego de manos. En 1962 se le realiza nuevo candelero obra de Sebastián Santos Rojas, el cual modifica la posición del cuerpo variándole su inclinación. La última restauración fue realizada en el año 2000 por Francisco Berlanga.